lunes, 4 de julio de 2011

El aire ríe

Me resulto muy especial ver a una ex después de mucho tiempo. Me resulto especial y cómico para ser más específicos. Especial, cómico y mágico para ser aún mas específicos. Y es que ver a L después de casi 5 años fue como escuchar la canción que uno siempre busca, pero no logra recordar. Esa canción que te pone la piel de gallina y que no quisiera que terminara nunca. En efecto fue así, porque —pesar de que los que tuvimos duro a penas 3 meses—L fue la chica que mas hizo por mi futuro y ahora había regresado en mi presente.
Efectivamente, la chica que hacía que pise tierra cuando me daba por flotar, adivinaba mis malos ratos y se alejaba para no verme explotar, estaba hace unas semanas frente a mis ojos, escogiendo unas corbatas en una tienda muy conocida. Mientras yo buscaba una bufanda.

Ella caminaba suavemente y yo la recordaba como cuando apenas terminado el colegio no sabíamos que hacer con nuestras vidas, con nuestros sueños y con lo que llamábamos relación. Pero ya pasaron como 5 años y mientras caminaba hacia ella pensaba en todo y en nada. Le agradecía a la vida haberme dado la oportunidad de devolvérmela unos instantes. Tal vez solo unos minutos.

Cruzamos miradas, tratamos de reconocernos mejor y sin darnos cuenta ya estábamos conversando. En ningún momento nos preguntamos por que habíamos perdido comunicancion tan rigurosamente, ni quisimos recordar por que terminamos. Hablar de eso me pondría a mi en un lugar incomodo y deprimente. Me volveria a dar cuenta como hace mucho tiempo que las había cagado y ya no habia vuelta atrás.

La conversacion fue amena y risueña. Me dijo que estudia en Lima(cosa que yo, por tarado y no haber ingresado a la cotolica no pude), y viene a Arequipa por tiempos muy cortos. Entre risas y las preguntas como ¿Qué fue de tu vida?, ¿Qué estas estudiando? ¿Ya no usas el correo que tenias antes no? yo quería hablar de mas, de todo y de nada; de ella, de mis ganas.

Ni una sola palabra del que acaso fue uno de los errores más grandes de mi  vida. Y es que era innecesario. Hablar del pasado solo sería como volver a sentir los mismos espasmos después del adiós. Y es que ahora tanto ella como yo sabíamos que aprendimos la lección. Esa lección que la vida te da, que te restrega en la cara sin anestesia. Y es que asi es pues, alguien viene y alguien se va y solo nos queda acostumbrarnos a ese ritmo y a entender que poder decir adiós es crecer.

Ahora me despido de ella. La abrazo fuerte. La miro a los ojos con las ganas de querer contarle tantas cosas. Contarle del giro que dio mi vida después de lo nuestro, de las chicas que vivieron después de ella y de la chica lunar que todavía espero.

Me quedo parado viendo como se va a pagar la corbata que había escogido, sin saber quien seria el que la utilizaría. Supuse que talvez seria un regalo por el dia del padre. O talvez prefería pensar eso.
Ahora mientras escojo la bufanda que compraría —ya que en Arequipa esta haciendo un frio del carajo—, sonrió sin razón aparente. Esa tarde gane una nueva amiga, o mejor dicho encontré a una amiga. Habia encontrado a L y mi corazón respondio a muchas preguntas que el tiempo no logro responder. Me fui riendo, sabiendo que también el aire ríe, sin respuestas…