Me resulto muy especial ver a una ex después de mucho tiempo. Me resulto especial y cómico para ser más específicos. Especial, cómico y mágico para ser aún mas específicos. Y es que ver a L después de casi 5 años fue como escuchar la canción que uno siempre busca, pero no logra recordar. Esa canción que te pone la piel de gallina y que no quisiera que terminara nunca. En efecto fue así, porque —pesar de que los que tuvimos duro a penas 3 meses—L fue la chica que mas hizo por mi futuro y ahora había regresado en mi presente.
Efectivamente, la chica que hacía que pise tierra cuando me daba por flotar, adivinaba mis malos ratos y se alejaba para no verme explotar, estaba hace unas semanas frente a mis ojos, escogiendo unas corbatas en una tienda muy conocida. Mientras yo buscaba una bufanda.Ella caminaba suavemente y yo la recordaba como cuando —apenas terminado el colegio— no sabíamos que hacer con nuestras vidas, con nuestros sueños y con lo que llamábamos relación. Pero ya pasaron como 5 años y mientras caminaba hacia ella pensaba en todo y en nada. Le agradecía a la vida haberme dado la oportunidad de devolvérmela unos instantes. Tal vez solo unos minutos.
Cruzamos miradas, tratamos de reconocernos mejor y sin darnos cuenta ya estábamos conversando. En ningún momento nos preguntamos por que habíamos perdido comunicancion tan rigurosamente, ni quisimos recordar por que terminamos. Hablar de eso me pondría a mi en un lugar incomodo y deprimente. Me volveria a dar cuenta —como hace mucho tiempo— que las había cagado y ya no habia vuelta atrás.
La conversacion fue amena y risueña. Me dijo que estudia en Lima(cosa que yo, por tarado y no haber ingresado a la cotolica no pude), y viene a Arequipa por tiempos muy cortos. Entre risas y las preguntas como ¿Qué fue de tu vida?, ¿Qué estas estudiando? ¿Ya no usas el correo que tenias antes no? yo quería hablar de mas, de todo y de nada; de ella, de mis ganas.
Ni una sola palabra del que acaso fue uno de los errores más grandes de mi vida. Y es que era innecesario. Hablar del pasado solo sería como volver a sentir los mismos espasmos después del adiós. Y es que ahora tanto ella como yo sabíamos que aprendimos la lección. Esa lección que la vida te da, que te restrega en la cara sin anestesia. Y es que asi es pues, alguien viene y alguien se va y solo nos queda acostumbrarnos a ese ritmo y a entender que poder decir adiós es crecer.
Ahora me despido de ella. La abrazo fuerte. La miro a los ojos con las ganas de querer contarle tantas cosas. Contarle del giro que dio mi vida después de lo nuestro, de las chicas que vivieron después de ella y de la chica lunar que todavía espero.